"Y tu deseo será para tu marido, y el se enseñoreará de ti" Gen 3.16
MacArthur realiza una comparación con Genésis 4.7 que ayuda a entender mejor el significado ya que usa el mismo lenguaje y la construcción gramatical para describir la lucha que sostenemos con el pecado: "El pecado está a la puerta; con todo esto, a ti será su deseo, y tu te enseñorearás de él."
En otras palabras, el pecado desea adquirir dominio sobre nosotros, pero en lugar de eso, nosotros debemos prevalecer sobre él.
Genesis 3:16 describe la lucha entre Eva y su marido. Antes que Adán pecara, su liderazgo era siempre perfectamente sabio, cariñoso y tierno. Antes que Eva pecara, su sumisión era el modelo perfecto de mansedumbre y modestia. Pero el pecado cambió todo eso. Ahora se irritaría bajo la autoridad de Adán y desearía dominarlo. La tendencia masculina sería sofocarla de manera áspera y dominante. Las tensiones por los diferentes roles de cada género llegan a nuestros días. Es uno de los efectos del pecado y de la maldición del pecado.
No es que el pecado haya traído como consecuencia la sumisión. Los roles y sus funciones ya habían sido establecidos. La maldición del pecado trajo consigo la rebeldía hacia la sumisión voluntaria y amorosa.
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