La Maternidad es agotadora. La maternidad no te deja dormir, no te deja comer, no te deja ni ir al baño. Transforma tu vida por completo. El agotamiento puede ser extremo. La demanda constante.
La maternidad afecta a nuestros cuerpos. Algunas sufren cortes e intervenciones innecesarias, pérdida de dientes, caída de cabello, constipación, hemorroides, enfermedades psico somáticas y pérdida de la figura.
La maternidad no es un cuento de hadas. Quizás en un futuro cercano o lejano cuando tengamos robot que hagan la comida, limpien la casa y trabajen por nosotras, podremos decir que la maternidad es placentera, pero en este presente la realidad para muchas mujeres con niños pequeños es que la maternidad es agotadora.
Muchas mujeres con deseos de agradar a Dios quizás se sienten culpables por no tener la casa limpia, ordenada, por no poder o querer pasar tiempo con sus maridos en la intimidad, por no tener tiempo devocional constante, por no querer preparar la comida o hacer comidas poco saludables y no siempre se sienten comprendidas.
Sin embargo, Dios creó la maternidad.
Dios nos eligió para ser madres. No eligió a todas. Te eligió a vos, me eligió a mi. No porque seamos fuertes y capaces sino porque el agotamiento nos llevaría hasta Él.
Quizás no nos demos cuenta, pero es Dios quién renueva nuestras fuerzas cuando parece que ya no podemos más. Si estás agotada, te animo. Respirá hondo y recordá que Dios es tu fortaleza, tu libertador. Cuando sientas que estás perdiendo la batalla y el agotamiento está ganando, recordá... Jehová es tu Roca, él adiestra tus manos para la batalla y tus dedos para la guerra. Porque si, la maternidad es una batalla, no nos deja bajar la guardia ni un momento, solo nos da tregua cuando vienen los abuelos y los llevan a dar un paseo y como en una guerra, saca lo peor de nosotras: enojos, ira, amenazas, gritos, amargura, tristeza, frustraciones y a muchas las lleva a la deserción, el abandono y a otras tristemente a quitarse la vida.
Sin embargo, Gracias a Dios, los chicos crecen, se vuelven cada día más autónomos e independientes. Si, ese día va a llegar, aunque ahora parece que nunca va a pasar, si llegará. Pero no te olvides.
No olvides el tiempo de agotamiento. Recordar el tiempo de agotamiento extremo servirá para que animes a otras hermanas en sus primeros años de maternidad. Recordá para no juzgar y para animar a otras mujeres jóvenes.
Mi deseo y oración es que en este tiempo de maternidad Dios te sostenga.
Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.
2 Corintios 12:9